20 de desembre 2009

Nuevos retos en excelencia (article publicat a Diario Medico ; 04/12/2009)

Cataluña ha sido pionera en Europa en la aplicación de un programa de acreditación hospitalaria; se inició en 1981 y en 1985 constituyó la herramienta básica para la creación de la Red Hospitalaria de Utilización Pública (XHUP), que agrupa los hospitales financiados con fondos públicos. La Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña, de 1991, otorga la competencia de acreditación a la Dirección General de Recursos Sanitarios del Departamento de Salud, que la utiliza como elemento estratégico que incide directamente en la mejora continuada de la calidad de las instituciones sanitarias.
En enero de 2006, con el objetivo de avanzar hacia un modelo más exigente en aspectos relacionados con el proceso asistencial y la obtención de buenos resultados, se inició un nuevo modelo de acreditación, basado en la experiencia adquirida a lo largo de veinticinco años y adaptado a las tendencias más modernas de gestión de la calidad a nivel europeo. Este nuevo proyecto se elaboró teniendo en cuenta los modelos de acreditación y certificación existentes y tomando una fuerte influencia del modelo de gestión de la European Foundation for Quality Management (EFQM). El nuevo modelo se ha ido aplicando a los centros de agudos y se diseñó de forma que permitiera su aplicación posterior al resto de líneas de servicios, adecuando los estándares a cada nivel asistencial (atención primaria, salud mental y adicciones, y atención sociosanitaria).
El objetivo principal del modelo de acreditación de Cataluña es garantizar un nivel de calidad para una organización competente mediante el impulso de la mejora progresiva de las organizaciones que se acreditan; si bien el objetivo final del modelo es introducir en las organizaciones lo que se conoce como la cultura de la excelencia. Una institución, para ser considerada excelente, debe obtener buenos resultados no sólo en indicadores relacionados con los pacientes, sino también en indicadores relacionados con los profesionales y con la sociedad en general. El modelo de acreditación en Cataluña apuesta por organizaciones basadas en el liderazgo comprometido por parte de sus gestores, que implantan una buena planificación estratégica, gestionan los procesos asistenciales de forma eficaz, crean alianzas mutuamente beneficiosas con otras organizaciones, gestionan los recursos de que dispone la organización de forma eficiente y consiguen una participación y motivación de los propios profesionales de la organización en el proyecto.
Para alcanzar estos objetivos, se diseñó un documento técnico de criterios y estándares de buena práctica, con la participación de los principales actores del sector, basado en el propio conocimiento de la realidad existente y de los distintos modelos de acreditación y certificación vigentes. El modelo también comportó un cambio en el proceso de gestión que es referente para una gestión pública más ágil y orientada al cliente. En este sentido, cabe destacar el papel que juegan las entidades evaluadoras que participan en la acreditación y siguen, a su vez, un proceso de autorización por parte del propio Departamento de Salud así como una rigurosa supervisión de sus actuaciones.
En todo momento el modelo de acreditación hospitalaria en Cataluña ha seguido los criterios de independencia, imparcialidad y confidencialidad, de acuerdo a la normativa nacional e internacional recogida en el decreto de acreditación catalán, y que cuenta con la colaboración de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC).
Conscientes del cambio importante de modelo y de las dificultades que todo cambio entraña, se diseñó un plan de formación tanto para los hospitales que debían acreditarse como para las entidades evaluadoras externas. Dicho plan tuvo muy buena acogida y facilitó que existiera una comunicación fluida, a todos los niveles, con la administración sanitaria. Asimismo, se desarrolló un plan de comunicación que abarcó a todos los protagonistas implicados en el proceso de todo el territorio. También se articularon mecanismos para recoger la opinión de los centros en cuanto a la comprensión y dificultades en el desarrollo del modelo con el fin de minimizar estas últimas.
Tras tres años de implantación creo que los actores implicados hacen una evaluación positiva del proceso. Es cierto que se asumían riesgos con el nuevo modelo, pero el tiempo, el consenso y la excelente vinculación de las entidades, gestores y profesionales del sector hospitalario en el proyecto han venido a dar la razón a todos aquéllos que desde el principio abogaron por un sistema de acreditación orientado a la excelencia que superara una visión miope y administrativista del proceso. Como resultado final en Cataluña disponemos hoy de 82 hospitales acreditados; 68 de la red pública y 14 del sector privado. El hecho de que justamente los centros privados (sin relación financiera con la aseguradora pública) también se hayan vinculado al proceso de acreditación demuestra que este modelo de fomento de la excelencia y de proyección objetiva de los niveles de calidad de las organizaciones hospitalarias, ha sido efectivo.
Ahora es el momento de asumir nuevos retos para entender la acreditación como el proceso de excelencia en el marco de un concepto transversal y dinámico de la calidad de los proveedores de servicios sanitarios. Un ciclo virtuoso que se inicia con las garantías mínimas de la autorización (cuyo nuevo modelo verá en breve la luz en Cataluña), pasa por el reconocimiento del nivel de calidad, a través de la acreditación, y consolida la apuesta por vincular calidad y seguridad del paciente. Es el momento, por tanto, de acelerar una nueva fase de estándares hospitalarios; iniciar un mecanismo de retorno de la información para favorecer el benchmark entre los centros (a partir de los más de 500 estándares disponibles); ampliar la acreditación de centros sociosanitarios y de salud mental en el 2010, así como disponer del modelo definitivo de acreditación de los centros de primaria a partir del 2010. La progresiva implantación de este nuevo modelo debe ser una herramienta de calidad eficaz, que garantice que nuestro sistema sanitario continúe siendo competente, sostenible y de la máxima calidad posible. El reto que nos imponemos como sector no es sencillo, pero nos avala el recorrido realizado conjuntamente por la Administración, los centros, sus gestores y, especialmente, los profesionales implicados en una apuesta por la calidad de nuestro sistema.

10 de maig 2009

Llei electoral catalana: ja has signat?

Feia dies que no feia una referència a la campanya http://www.lleielectoral.cat/. Hi ha novetats significatives a la campanya ILP 2.0: nous vídeos al youtube, un grup al facebook i també una causa del facebook que va creixent. La campanya per aconseguir 50.000 signatures i poder defensar una proposició de llei al parlament sembla que segueix amb força a jutjar per l'impacte creixent en els mitjans de comunicació i els posicionaments continus de diferents portaveus dels partits polítics.
El debat està ja està a l' opinió pública, ara resta el posicionament. Jo ho tinc clar: és el moment de forçar a un acord entre les forces polítiques catalanes per disposar d'una llei electoral pròpia. Quin acte pot ser més "sobiranista" que disposar d'una llei pròpia per escollir els nostres representants al parlament? com pot ser que després de dos estatuts estiguem regulats per una disposició transitòria estatal i no nacional? qui està en desacord de promocionar llistes més obertes, una distribució territorial més equitativa dels escons? qui no donarà suport a una sindicatura que permeti facilitar les dades per a que cada ciutadà valori el compliments dels programes electorals dels partits de govern i els partits de l'oposició? qui es pot negar a que els partits polítcs tinguin entre els seus objectius bàsics promocionar la participació electoral?
Ens creiem que hem de trencar la desafecció ciutadana amb els representants polítics institucionals? doncs és moment de passar a l'acció.


05 d’abril 2009

Restaurar ponts entre ciutadania i política: llei electoral catalana

De forma sostinguda i robusta la informació que ens va fent arribar el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) autonòmic és preocupant: la desafecció de la ciutadania amb la política institucional és creixent. La política és vista com un exercici partidista i tàctic allunyat de les prioritats ciutadanes. La política institucional s’allunya perquè la ciutadania percep que el tactisme partidari de curta visió no aconsegueix ser substituït per un compromís de visió conjunta de llarg termini sobre els temes importants que afecten la capacitat política i el benestar del nostre país. Una cosa és que els partits marquin perfil propi i l’altra és ser incapaç de mantenir fora del debat partidista aspectes que afecten al nucli del nostre autogovern i que articulen un autèntic estat del benestar.

Som molts els que reclamem un canvi en la cultura política del país que superi també la passivitat d’una societat “civil”, apartidista però no despolititzada, acomodada en l’acceptació d’un escenari polític anodí i distanciat. Som molts, els que creiem en la reactivació de la participació política i el reforç de la voluntat de decisió en la “cosa pública”. En aquest sentit podem començar per posar al dia aquell instrument que mostra la incapacitat del nostre país per consensuar un element bàsic de salut democràtica i que representa el dret a decidir en el marc de l’exercici bàsic de la nostra sobirania: disposar d’ una llei electoral catalana. Una llei que opti per mecanismes d’elecció dels nostres representants més propers, més transparents, més oberts, més participats i més radicalment democràtics.

07 de febrer 2009

Prioritats polítiques, prioritats ciutadanes

Recentment hem conegut els resultats de la darrera enquesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) sobre la percepció ciutadana de les polítiques del govern de la Generalitat. En aquesta enquesta l’atur i la precarietat laboral es situen com a temes prioritaris de la ciutadania.

La percepció global de l’actuació de l’executiu català es manté pràcticament igual que en el darrer tall de l’enquesta i les polítiques més ben valorades són, per ordre de major valor, les de salut, transport públic, medi ambient i serveis socials.

Entre els resultats més comentats per l’ “opinió publicada” s’ha destacat la pèrdua de confiança en la política d’immigració i la percepció, per més del 43% dels catalans, que la immigració és “més aviat perjudicial” pel país. A més l’enquesta revela que el finançament autonòmic només és percebut com un tema prioritari pel 2,3% de la ciutadania.

L’enquesta ens convida a algunes conclusions preliminars: la crisi accentua alguns “tics” socials que poden alimentar actituds perilloses d’intolerància; la confiança en algunes polítiques socials que vertebren la cohesió social són robustes i, finalment, la “política institucional” clàssica explica malament el seus projectes (el discurs de la prioritat política s’allunya de la percepció de prioritat ciutadana). En el moment en què la pròpia ciutadania exposa que estaria majoritàriament disposada a mantenir o fins i tot incrementar els impostos per mantenir o augmentar els serveis públics (més del 70% dels enquestats), també declara que el nou finançament per Catalunya no és prioritari: un contradicció? Més aviat la declaració d’un estat d’ànim.

La percepció d’inutilitat del debat sobre el finançament autonòmic és hereva de la percepció dels discursos vinculats a l’Estatut: la política vista com un exercici partidista i tàctic allunyat de les prioritats ciutadanes. De vegades és difícil veure les prioritats polítiques a llarg termini, ja que si no haguéssim votat primer l'Estatut, no tindríem ara la força per exigir un nou finançament. La política institucional s’allunya perquè la ciutadania percep que el tactisme partidari de curta visió no aconsegueix ser substituït per un compromís de visió conjunta de llarg termini sobre els temes importants que afecten la capacitat política i el benestar del nostre país. Una cosa és marcar perfil propi i l’altra és ser incapaç de mantenir fora del debat partidista aspectes que afecten el nucli del nostre autogovern i que articulen un autèntic estat del benestar.

Som molts els que reclamem un canvi en la cultura política del país que superi també la passivitat d’una societat “civil”, apartidista però no despolititzada, acomodada en l’acceptació d’un escenari polític anodí i distanciat. Som molts, els que creiem en la reactivació de la participació política des de la voluntat de decisió en la “cosa pública”. Som tants, que estem disposats a demostrar des de CpC que 50.000 catalans i catalanes, a través d’una iniciativa legislativa popular, recolzaran que el Parlament de Catalunya aprovi la llei bàsica que ens reconciliï amb la política institucional: una llei electoral catalana que opti per mecanismes d’elecció dels nostres representants més propers, propiciant unes eleccions més transparents, més obertes, més participades i més radicalment democràtiques.